domingo, 23 de noviembre de 2008

En Adviento miramos al futuro y ensayamos

El futuro es Dios, el juicio es de Dios, el mundo nuevo y el cielo nuevo es obra de Dios.
Y el futuro acabará con la segunda venida de Jesús en su gloria. El futuro no está bajo el control del hombre y por eso vivimos desconcertados. A Dios nadie lo puede controlar. Nadie, a Dios gracias, tiene el mando para hacerle aparecer en la pantalla a su antojo. Hay muchos predicadores que juegan a adivinar la mente de Dios. No les crean.
“Estén preparados y vigilando porque no saben ni el día ni la hora. Es como el hombre que marcha al extranjero y deja su casa al cuidado de sus sirvientes y les da a cada uno un trabajo.”
Nosotros cuidamos la casa de Jesús y nos manda hacer dos cosas:
esperen mi llegada: fieles al trabajo.
estén despiertos: sean mis centinelas.

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