sábado, 21 de noviembre de 2009

«Jesucristo, Rey del universo»,


Jn 18,33b-37

El evangelio que la liturgia propone para hoy fiesta de «Jesucristo, Rey del universo», forma parte del interrogatorio de Pilato a Jesús. La escena no es precisamente de «realeza», al menos según los parámetros habituales. Sobre Jesús pende una condena a muerte, que Pilato ha de ratificar para hacerse efectiva.

La «realeza» de Jesús está relacionada con la verdad, con su anuncio, con la predicación del la Buena Noticia del Reino. «Tú lo dices: soy rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo; para ser testigo de la verdad. Todo el que es de la verdad escucha mi voz.»

La respuesta de Jesús resulta incomprensible para Pilato y para los que le acusan. No son capaces de «sintonizar» con lo que expresa Jesús a través de sus palabras y de sus gestos. Jesús es testigo de la verdad, de la verdad de Dios, del Padre.

El reino de Dios no tiene nada que ver con demostraciones de poder y de fuerza. Su Reino es de amor y de paz. En este reino el Rey tiene más de Padre, de papá (Abbá), que de monarca absolutista. En este reino es reconocida la dignidad (la realeza) de todos los «súbditos». Su Rey ha venido a servir, no a ser servido.

Cuando entendamos plenamente esta realidad en nuestras comunidades, todo cambiará Cuando todos los que tenemos una responsabilidad eclesial, sea la que sea (catequista, animador litúrgico, presbítero, obispo, etc.), asumamos la actitud de servicio de Jesús, no como meras palabras bonitas, la Iglesia y el mundo cambiará.

sanvicenetabando


sábado, 14 de noviembre de 2009


Sor Verónica, la abadesa que conduce a las clarisas de Lerma
Sor Verónica, la abadesa de las clarisas de Lerma, es el contrapunto a la crisis actual. No a la económica, sino a la de vocaciones.
Religión en Libertad,04/11/09 - Cuenta Paché Merayo en El Comercio que la crisis gobierna desde hace tiempo los calendarios globales. Pero cuando se menta nadie duda de que el discurso siguiente será económico. El paro, los déficit... Pero hay muchos otros escenarios para la recesión. La Iglesia bien los sabe. Aquejada desde hace lustros de un más que notable descenso de vocaciones, vive una crisis prolongada con los seminarios vacíos y los monasterios y conventos habitados por religiosos que superan los sesenta.
Sin embargo, en mitad de este océano, aparece una monja, sor Verónica, antes María José Berzosa, hermana de Raúl Berzosa, el obispo auxiliar de Oviedo. Ella sola, con su sonrisa imborrable y sus nuevas energías, ha logrado que en su convento de las Clarisas de Lerma, no sólo la ocupación sea histórica con 135 religiosas de clausura, sino que haya una lista de espera a sus puertas de otro centenar de aspirantes a novicias. Sor Verónica, además de unos ojos verdes impresionantes y un pasado de estudiante de Medicina, amiga de la diversión, tiene una fórmula mágica, un misterio que nadie ha podido resolver y que ha llegado a ser aplaudido en el mismísimo Vaticano, donde ya nadie se lleva las manos a la cabeza al comprobar que en toda España han ingresado 20 nuevos sacerdotes en la orden jesuítica, sólo dos en la de San Vicente de Paúl, y cinco en los Franciscanos. La respuesta ante el convento de las hermanas clarisas rompe con todas las previsiones. Pero no sólo por número. Sor Verónica, que tenía sólo 18 años cuando dejó el mundanal ruido por la celda en la que desde hace años observa la misma naturaleza, ha conseguido rodearse de jóvenes religiosas casi todas con carreras universitarias. Ahora la media de edad en su ´casa´ está en la treintena, cuando al llegar ella, en 1984, todas habían entrado ya en la tercera edad. Su hermano, absolutamente orgulloso de ella, se ríe cuando se le menciona lo guapa que es la monja de la familia, pero por consideración con su clausura advierte: «Para respetar su silencio debo responder con el mío». Ella, sin embargo, en alguna ocasión ha confesado abiertamente que el obispo auxiliar, a cuya ordenación acudió hace cuatro años en Oviedo, es su «guía» y el camino en el que se quiere ver reflejada. Y es que sor Verónica, que nació en Aranda del Duero (Burgos) en un 27 de agosto de 1965, ha contado ya parte de su existencia en un libro, que va por la tercera edición. Se titula ´ Clara ayer y hoy´ y, siendo una reflexión de carácter teológico, permite acercarse a su pasado. Cuenta en sus páginas, por ejemplo, que el día de su Primera Comunión su confesor le dio la primera clave de lo que debía ser su vida: «Si quieres ser feliz un día, estrena un par de zapatos; una semana, mata un cerdo; toda la vida, monja de clausura».La metáfora caló en su mente de niña. Ya mayor cuenta: «Algo en mi interior me urgía a buscar sin descanso.Viendo cómo la gente destruía su vida, yo deseaba buscar algo que no se acabara, que fuera eterno». Está claro que lo encontró. Cuando decidió ingresar en el convento muchos apostaron que no duraría nada. Está claro que perdieron. Hoy es ella la maestra de las novicias y son decenas las jóvenes que llegan a Lerma atraídas por su imán irresistible.

sábado, 6 de junio de 2009

Pautas de la Homilía

SANTÍSIMA TRINIDAD
Lecturas:
Deuteronomio 4, 32-34. 39-40
Carta de San Pablo a los Romanos
Mateo 28, 16-20
  • Hoy celebra la liturgia la fiesta de la Santísima Trinidad. Estamos acostumbrados a hacer la señal de la cruz “en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”; con esta invocación empezamos y terminamos el día; el signo de la cruz nos acompaña en los viajes y en los momentos difíciles…
  • Pues bien, esta fórmula tan sencilla contiene una de las verdades más profundas de la revelación: Dios, en su misterio más hondo, es la perfecta unidad siendo la perfecta Comunidad de amor. En una feliz expresión, atribuida al Papa San Dámaso, la tradición de la Iglesia afirma que Dios es único, pero no es un ser solitario.
  • Cuando Jesús confía a sus discípulos la misión de enseñar a todas las naciones y bautizarlas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu, hemos llegado al final de un largo camino.
  • ¿A qué nos referimos cuando decimos que hemos llegado al final de un largo camino?
    Dios, el gran pedagogo, va descubriendo gradualmente su proyecto a la humanidad. Dentro de la tradición judeo – cristiana, el punto de partida es el llamado que Dios hace a Abrahán: “Vete de tu tierra, y de tu patria, y de la casa de tu padre, a la tierra que yo te mostraré.
  • De ti haré una nación grande y te bendeciré. Engrandeceré tu nombre”. A partir de este llamado, comienza la más fascinante experiencia religiosa, ya que Dios escoge a una comunidad y se le irá manifestando a través de los acontecimientos de su historia.
    Abrahán y sus descendientes ya no adorarán al sol, a la luna y a las fuerzas de la naturaleza. Ellos, por el contrario, ofrecerán sacrificios a Yahvé, Dios personal, único y trascendente.
  • En la primera lectura de hoy, tomada del libro del Deuteronomio, encontramos unas vigorosas palabras de Moisés, líder carismático que condujo a las tribus de Israel a través del desierto. Moisés cuestiona a la comunidad: “¿Hubo jamás, desde un extremo al otro del cielo, una cosa tan grande como ésta? ¿Se oyó algo semejante? ¿Qué pueblo ha oído, sin perecer, que Dios le hable desde el fuego, como tú lo has oído? ¿Hubo algún dios que haya ido a buscarse un pueblo en medio de otro pueblo, a fuerza de pruebas, de milagros y de guerras, con mano fuerte y brazo poderoso? ¿Hubo acaso hechos tan grandes como los que, ante sus propios ojos, hizo por ustedes en Egipto el Señor, su Dios?”. Este proceso de manifestación o auto-revelación de Dios al que se refiere Moisés alcanza su clímax en la predicación de Jesús.
  • En la segunda lectura de hoy, tomada de la Carta a los Romanos, encontramos un texto que ilumina el sentido de la fiesta de hoy: “Ustedes han recibido, no un espíritu de esclavitud, que les haga temer de nuevo, sino un espíritu de hijos adoptivos, en virtud del cual podemos llamar Padre a Dios”. San Pablo nos está diciendo que la palabra clave para comprender nuestra relación con Dios es la adopción.
  • Veamos la riqueza teológica de la palabra adopción:
  • El Hijo eterno de Dios, que se ha hecho hombre en Jesucristo, nos ha constituido en sus hermanos, nos ha dado su Espíritu, nos ha unido a Él como los miembros del cuerpo están unidos a la cabeza, formamos una sola familia.
  • Gracias a que hemos sido adoptados por Jesucristo, nuestro hermano mayor, tenemos libre acceso al Padre en un mismo Espíritu. Como lo expresa elocuentemente San Pablo en su Carta a los Efesios (2,19), “ya no somos extraños ni forasteros, sino conciudadanos de los santos y familiares de Dios”
  • Mediante el bautismo somos “familiares de Dios”, quien nos comunica su vida íntima. Recordemos la imagen de la vid y los sarmientos: participamos de la vida divina en la medida en que permanecemos unidos a Él mediante la oración, la solidaridad con los pobres y la participación en los sacramentos.
  • Es hora de terminar nuestra meditación dominical en la fiesta de la Santísima Trinidad. Jesús nos ha manifestado que Dios, en su ser más hondo, es comunidad de amor siendo la perfecta unidad. Gracias al bautismo participamos de la vida de Dios. En Él “vivimos, nos movemos y existimos”. Este acceso a la vida de Dios se lo debemos a Jesucristo que nos ha adoptado como sus hermanos, nos ha comunicado al Espíritu Santo y es el camino que nos conduce al Padre. Nuestra vida espiritual, arraigada en el misterio trinitario, debe conducirnos a la construcción de auténticas comunidades en la familia, en el trabajo, en la sociedad y en la Iglesia. Esta es la gran enseñanza que nos deja la fiesta de la Santísima Trinidad.

viernes, 29 de mayo de 2009

ESPIRITU SANTO, VEN

Historia

La palabra Pentecostés viene del griego y significa el día quincuagésimo. A los 50 días de la Pascua, los judíos celebraban la fiesta de las siete semanas (Ex 34,22), esta fiesta en un principio fue agrícola, pero se convirtió después en recuerdo de la Alianza del Sinaí. Al principio los cristianos no celebraban esta fiesta. Las primeras alusiones a su celebración se encuentran en escritos de San Irineo, Tertuliano y Orígenes, a fin del siglo II y principio del III. Ya en el siglo IV hay testimonios de que en las grandes Iglesias de Constantinopla, Roma y Milán, así como en la Península Ibérica, se festejaba el último día de la cincuentena pascual. Con el tiempo se le fue dando mayor importancia a este día, teniendo presente el acontecimiento histórico de la venida del Espíritu Santo sobre María y los Apóstoles (Cf. Hch 2). Gradualmente, se fue formando una fiesta, para la que se preparaban con ayuno y una vigilia solemne, algo parecido a la Pascua. Se utiliza el color rojo para el altar y las vestiduras del sacerdote; simboliza el fuego del Espíritu Santo.

Significado

Los cincuenta días pascuales y las fiestas de la Ascensión y Pentecostés, forman una unidad. No son fiestas aisladas de acontecimientos ocurridos en el tiempo, son parte de un solo y único misterio. Pentecostés es fiesta pascual y fiesta del Espíritu Santo. La Iglesia sabe que nace en la Resurrección de Cristo, pero se confirma con la venida del Espíritu Santo. Es hasta entonces, que los Apóstoles acaban de comprender para qué fueron convocados por Jesús; para qué fueron preparados durante esos tres años de convivencia íntima con Él. La Fiesta de Pentecostés es como el "aniversario" de la Iglesia. El Espíritu Santo desciende sobre aquella comunidad naciente y temerosa, infundiendo sobre ella sus siete dones, dándoles el valor necesario para anunciar la Buena Nueva de Jesús; para preservarlos en la verdad, como Jesús lo había prometido (Jn 14.15); para disponerlos a ser sus testigos; para ir, bautizar y enseñar a todas las naciones. Es el mismo Espíritu Santo que, desde hace dos mil años hasta ahora, sigue descendiendo sobre quienes creemos que Cristo vino, murió y resucitó por nosotros; sobre quienes sabemos que somos parte y continuación de aquella pequeña comunidad ahora extendida por tantos lugares; sobre quienes sabemos que somos responsables de seguir extendiendo su Reino de Amor, Justicia, Verdad y Paz entre los hombres.
¿Quién es el Espíritu Santo?"Nadie puede decir: ¡Jesús es el Señor! sino por influjo del Espíritu Santo" (1Co 12,3)

Muchas veces hemos escuchado hablar de Él; muchas veces quizá también lo hemos mencionado y lo hemos invocado. Piensa cuántas veces has sentido su acción sobre ti: cuando sin saber cómo, soportas y superas una situación, una relación personal difícil y sales adelante, te reconcilias, toleras, aceptas, perdonas, amas y hasta haces algo por el otro…. Esa fuerza interior que no sabes de dónde sale, es nada menos que la acción del Espíritu Santo que, desde tu bautismo, habita dentro de ti. El Espíritu Santo ha actuado durante toda la historia del hombre. En la Biblia se menciona desde el principio, aunque de manera velada. Y es Jesús quien lo presenta oficialmente:

"SI ustedes me aman, guardarán mis mandamientos, y yo rogaré al Padre y les dará otro Defensor que permanecerá siempre con ustedes. Este es el Espíritu de Verdad…. En adelante el Espíritu Santo Defensor, que el Padre les enviará en mi nombre, les va a enseñar todas las cosas y les va a recordar todas mis palabras. … En verdad, les conviene que yo me vaya, porque si no me voy, el Defensor no vendrá a ustedes. Pero si me voy se lo mandaré. Cuando él venga, rebatirá las mentiras del mundo…. Tengo muchas cosas más que decirles, pero ustedes no pueden entenderlas ahora. Pero cuando Él venga, el Espíritu de la Verdad, los introducirá en la verdad total".

Estos son fragmentos del Evangelio de San Juan, capítulos 14, 15 y 16. Si quieres saber más sobre las últimas promesas y más profundas revelaciones de Jesús, lee con atención y mucha fe, esta parte del evangelio. Desde que éramos niños, en el catecismo aprendimos que "el Espíritu Santo es la Tercera Persona de la Santísima Trinidad". Es esta la más profunda de las verdades de fe: habiendo un solo Dios, existen en Él tres personas distintas, Padre, Hijo y Espíritu Santo. Verdad que Jesús nos ha revelado en su Evangelio. El Espíritu Santo coopera con el Padre y el Hijo desde el comienzo de la historia hasta su consumación, pero es en los últimos tiempos, inaugurados con la Encarnación, cuando el Espíritu se revela y nos es dado, cuando es reconocido y acogido como persona. Jesús nos lo presenta y se refiere a Él no como una potencia impersonal, sino como una Persona diferente, con un obrar propio y un carácter personal .

Formas de llamar al Espíritu Santo"Espíritu Santo" es el nombre propio de la Tercera Persona de la Santísima Trinidad, a quien también adoramos y glorificamos, junto con el Padre y el Hijo. Pero Jesús lo nombra de diferentes maneras:

  • EL PARÁCLITO: Palabra del griego "parakletos", que literalmente significa "aquel que es invocado", es por tanto el abogado, el mediador, el defensor, el consolador. Jesús nos presenta al Espíritu Santo diciendo: "El Padre os dará otro Paráclito" (Jn 14,16). El abogado defensor es aquel que, poniéndose de parte de los que son culpables debido a sus pecados, los defiende del castigo merecido, los salva del peligro de perder la vida y la salvación eterna. Esto es lo que ha realizado Cristo, y el Espíritu Santo es llamado "otro paráclito" porque continúa haciendo operante la redención con la que Cristo nos ha librado del pecado y de la muerte eterna.
  • EL ESPÍRITU DE LA VERDAD: Jesús afirma de sí mismo: "Yo soy el camino, la verdad y la vida" (Jn 14,6). Y al prometer al Espíritu Santo en aquel "discurso de despedida" con sus apóstoles en la Última Cena, dice que será quien después de su partida, mantendrá entre los discípulos la misma verdad que Él ha anunciado y revelado. El Paráclito, es la verdad, como lo es Cristo. Los campos de acción en que actúa el Espíritu Santo, son el espíritu humano y la historia del mundo. La distinción entre la verdad y el error es el primer momento de dicha actuación. Permanecer y obrar en la verdad es el problema esencial para los Apóstoles y para los discípulos de Cristo, desde los primeros años de la Iglesia hasta el final de los tiempos, y es el Espíritu Santo quien hace posible que la verdad a cerca de Dios, del hombre y de su destino, llegue hasta nuestros días sin alteraciones.
  • Cada vez que rezamos el Credo, llamamos al Espíritu Santo: SEÑOR Y DADOR DE VIDA: El término hebreo utilizado por el Antiguo Testamento para designar al Espíritu es "ruah", este término se utiliza también para hablar de "soplo", "aliento", "respiración". El soplo de Dios aparece en el Génesis, como la fuerza que hace vivir a las criaturas, como una realidad íntima de Dios, que obra en la intimidad del hombre. Desde el Antiguo Testamento se puede vislumbrar la preparación a la revelación del misterio de la Santísima Trinidad: Dios Padre es principio de la Creación; que la realiza por medio de su Palabra, su Hijo; y mediante el Soplo de Vida, el Espíritu Santo. La existencia de las criaturas depende de la acción del soplo - espíritu de Dios, que no solo crea, sino que también conserva y renueva continuamente la faz de la tierra. (Cf. Sal 103/104; Is 63, 17; Gal 6,15; Ez 37, 1-14). Es Señor y Dador de Vida porque será autor también de la resurrección de nuestros cuerpos: "Si el Espíritu de Aquel que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en ustedes, Aquel que resucitó a Cristo de entre los muertos dará también la vida a sus cuerpos mortales por su Espíritu que habita en ustedes" (Rom 8,11).
  • La Iglesia también reconoce al Espíritu Santo como: SANTIFICADOR: El Espíritu Santo es fuerza que santifica porque Él mismo es "espíritu de santidad". (Cf. Is. 63, 10-11) En el Bautismo se nos da el Espíritu Santo como "don" o regalo, con su presencia santificadora. Desde ese momento el corazón del bautizado se convierte en Templo del Espíritu Santo, y si Dios Santo habita en el hombre, éste queda consagrado y santificado. El hecho de que el Espíritu Santo habite en el hombre, alma y cuerpo, da una dignidad superior a la persona humana que adquiere una relación particular con Dios, y da nuevo valor a las relaciones interpersonales. (Cf. 1Cor 6,19) .

    Los símbolos del Espíritu Santo: Al Espíritu Santo se le representa de diferentes formas:
  • El Agua: El simbolismo del agua es significativo de la acción del Espíritu Santo en el Bautismo, ya que el agua se convierte en el signo sacramental del nuevo nacimiento.
  • La Unción: Simboliza la fuerza. La unción con el óleo es sinónima del Espíritu Santo. En el sacramento de la Confirmación se unge al confirmado para prepararlo a ser testigo de Cristo.
  • El Fuego: Simboliza la energía transformadora de los actos del Espíritu.
    La Nube y la Luz: Símbolos inseparables en las manifestaciones del Espíritu Santo. Así desciende sobre la Virgen María para "cubrirla con su sombra". En el Monte Tabor, en la Transfiguración, el día de la Ascensión; aparece una sombra y una nube.
  • El Sello: Es un símbolo cercano al de la unción. Indica el carácter indeleble de la unción del Espíritu en los sacramentos y hablan de la consagración del cristiano.
  • La Mano: Mediante la imposición de manos los Apóstoles y ahora los Obispos, trasmiten el "don del Espíritu".
  • La Paloma: En el Bautismo de Jesús, el Espíritu Santo aparece en forma de paloma y se posa sobre Él.

    El Espíritu Santo y la IglesiaLa Iglesia nacida con la Resurrección de Cristo, se manifiesta al mundo por el Espíritu Santo el día de Pentecostés. Por eso aquel hecho de que "se pusieron a hablar en idiomas distintos" , (Hch 2,4) para que todo el mundo conozca y entienda la Verdad anunciada por Cristo en su Evangelio.
La Iglesia no es una sociedad como cualquiera; no nace porque los apóstoles hayan sido afines; ni porque hayan convivido juntos por tres años; ni siquiera por su deseo de continuar la obra de Jesús. Lo que hace y constituye como Iglesia a todos aquellos que "estaban juntos en el mismo lugar" (Hch 2,1), es que "todos quedaron llenos del Espíritu Santo" (Hch 2,4).
Una semana antes, Jesús se había "ido al Cielo", y todos los que creemos en Él esperamos su segunda y definitiva venida, mientras tanto, es el Espíritu Santo quien da vida a la Iglesia, quien la guía y la conduce hacia la verdad completa.

Todo lo que la Iglesia anuncia, testimonia y celebra es siempre gracias al Espíritu Santo. Son dos mil años de trabajo apostólico, con tropiezos y logros; aciertos y errores, toda una historia de lucha por hacer presente el Reino de Dios entre los hombres, que no terminará hasta el fin del mundo, pues Jesús antes de partir nos lo prometió: "…yo estaré con ustedes, todos los días hasta el fin del mundo" (Mt. 28,20)

El Espíritu Santo y la vida cristiana, A partir del Bautismo, el Espíritu divino habita en el cristiano como en su templo (Cf. Rom 8,9.11; 1Cor 3,16; Rom 8,9). Gracias a la fuerza del Espíritu que habita en nosotros, el Padre y el Hijo vienen también a habitar en cada uno de nosotros.

El don del Espíritu Santo es el que:

  • nos eleva y asimila a Dios en nuestro ser y en nuestro obrar;
  • nos permite conocerlo y amarlo;
  • hace que nos abramos a las divinas personas y que se queden en nosotros.
  • La vida del cristiano es una existencia espiritual, una vida animada y guiada por el Espíritu hacia la santidad o perfección de la caridad. Gracias al Espíritu Santo y guiado por Él, el cristiano tiene la fuerza necesaria para luchar contra todo lo que se opone a la voluntad de Dios. (Cf. Gal 5,13-18; Rom 8,5-17). Para que el cristiano pueda luchar, el Espíritu Santo le regala sus siete dones, que son disposiciones permanentes que hacen al hombre dócil para seguir los impulsos del Espíritu, estos dones son:
    Sabiduría: nos comunica el gusto por las cosas de Dios.
    Ciencia: nos enseña a darle a las cosas terrenas su verdadero valor.
    Consejo: nos ayuda a resolver con criterios cristianos los conflictos de la vida.
    Piedad: nos enseña a relacionarnos con Dios como nuestro Padre y con nuestros hermanos.
    Temor de Dios: nos impulsa a apartarnos de cualquier cosa que pueda ofender a Dios.
    Entendimiento: nos da un conocimiento más profundo de las verdades de la fe.
    Fortaleza: despierta en nosotros la audacia que nos impulsa al apostolado y nos ayuda a superar el miedo de defender los derechos de Dios y de los demás.

Experiencias del Espíritu Santo en la vida concreta

Cuando se da una esperanza total que prevalece sobre todas las demás esperanzas particulares, que abarca con su suavidad y con su silenciosa promesa todos los cimientos y todas las caídas;

Cuando se acepta y se lleva libremente una responsabilidad donde no se tienen claras perspectivas de éxito y de utilidad;

Cuando se da como buena la suma de todas las cuentas de la vida que uno mismo no puede calcular pero que Otro ha dado por buenas, aunque no se puedan probar;

Cuando la experiencia fragmentada del amor, la belleza y la alegría se viven sencillamente y se captan como promesa del amor, la belleza y la alegría, sin dudar a un escepticismo cínico como consuelo barato del último desconsuelo;

Cuando el vivir diario, amargo, decepcionante y aniquilador se vive con serenidad y perseverancia hasta el final, aceptado por una fuerza cuyo origen no podemos abarcar ni dominar;

Cuando se corre el riesgo de orar en medio de tinieblas silenciosas sabiendo que siempre somos escuchados, aunque no percibamos una respuesta que se pueda razonar y disputar;

Cuando uno se entrega sin condiciones y esta capitulación se vive como una victoria;

Cuando se experimenta la desesperación, y misteriosamente se siente uno consolado sin consuelo fácil: Allí está Dios y su gracia liberadora, allí conocemos a quien nosotros, cristianos, llamamos Espíritu Santo de Dios".

Oraciones al Espíritu Santo
El hombre prudente, sabe que necesita luz en su inteligencia y fuerza en su voluntad para pensar y hacer lo que Dios quiere. Esa luz y esa fuerza solamente vienen de lo alto; es el Espíritu Santo quien provee al cristiano de todo lo que necesita para su caminar en la vida. Por eso, todos los días nos conviene invocarlo.

Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el cielo. Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido, luz que penetras las almas, fuente de mayor consuelo. Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo; tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego; gozo que enjuga las lágrimas y reconforta en los duelos.

Entra hasta el fondo del alma, Divina Luz, y enriquécenos. Mira el vacío del hombre si tu le faltas por dentro, mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento. Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo. Doma el espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero. Reparte tus siete dones según la fe de tus siervos. Por tu bondad y tu gracia, dale al esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. AMÉN.

Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor. Envía Señor, tu Espíritu y todo será creado y se renovará la faz de la tierra. ¡Oh, Dios, que has instruido los corazones de tus fieles con la luz de tu Espíritu Santo!, concédenos que sintamos rectamente con el mismo Espíritu y gocemos siempre de su divino consuelo. Por Jesucristo, Nuestro Señor. AMÉN.

ROSARIO.ORG

sábado, 25 de abril de 2009

Pautas de la Homilía.

IV Domingo de pascua B
INICIO.:
1.-Celebramos el cuarto domingo de Pascua, llamado también domingo del Buen Pastor.
*También hoy celebramos la Jornada del clero nativo con un lema sugerente: Toda vocación nace de la Pascua.
*Una jornada especial que nos invita a rezar por las vocaciones en la Iglesia.
*Ciertamente toda vocación, la misma vida de la Iglesia, su mismo existir, su apostolado... brota del encuentro pascual.
DESARROLLO:
1.-Pedro en los Hechos de los Apóstoles afirma que Jesucristo da plenitud a la Ley y a los Profetas: “Jesús es la piedra que vosotros, los constructores, habéis despreciado y que ha venido a ser la piedra angular” (Hch 4,11)
*No hay salvación en ningún otro (¿dónde ponemos el corazón y nuestras fuerzas? )

2.-En el salmo 117 hemos repetido: Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia”.
*la gratitud es un gran don.
*la gratitud brota de un corazón creyente confiado en la misericordia de Dios.

3.-En la segunda lectura, en la primera carta de san Juan, se nos invita a meditar con grandeza el amor que Dios ha tenido con nosotros en Cristo para llamarnos hijos.
*Somos hijos en el Hijo Jesús.
*Una filiación que nos llama a mirar a la eternidad: “Aún no se ha manifestado lo que seremos” (1 Jn 3, 2)

4.-Jesús de Nazaret fue fiel al proyecto que Dios Padre tenía para él y para toda la humanidad.
*Su fidelidad le lleva en ocasiones en criticar las estructuras del pecado de la sociedad y de su tiempo.
*La imagen del pastor, del buen pastor, sirve a Jesús para subrayar su misión y su entrega: “Yo doy mi vida por las ovejas”
*Jesús es el buen pastor que da la vida por sus ovejas, a diferencia de los malos pastores de Israel.
*Jesús es el único pastor: los sacerdotes participan de ese único pastoreo de Cristo.
*Celebrar el pastoreo de Cristo nos denuncia en ocasiones nuestra desunión y falta de comunión.
*Nos invita a suplicar y pedir la Unidad de las Iglesias.

FINAL:
1.-Pidamos especialmente a través de esta Eucaristía que vivamos la unión profunda y espiritual con Cristo. .

2.-Pidamos a Dios por las vocaciones en la Iglesia, especialmente las vocaciones del clero nativo de las Iglesias jóvenes y países de Misión.

3.-Miremos a María para que nos enseñe el verdadero de la disponibilidad y servicio.
MEDITACIÓN

Pastor, que con tus silbos amorosos
me despertaste del profundo sueño,
Tú me hiciste cayado de ese leño
en que tiendes tus brazos poderosos.

Vuelve los ojos a mi fe, piadosos,
pues te confieso por mi amor y dueño
y la palabra de seguir empeño
tus dulces silbos y tus pies hermosos.

¡Oye, Pastor, que por amores mueres!
No te espante el rigor de mis pecados.
Pues tan amigo de rendidos eres,
espera, pues, y escucha mis pecados.
Pero, ¿cómo te digo que me esperes
si estás, para esperar, los pies clavados?

( Lope de Vega)

martes, 24 de marzo de 2009

No te apresures…

No te apresures… y prepara con calma el Sacramento del
Perdón y la alegría de sentirte amado por Dios. Mira dentro de
ti, con paz y confianza en el Señor. Pídele que ilumine tu
conciencia para conocer tus pecados. Con total sinceridad…
como verdadero cristiano/a.

· Examina tu relación con Dios:
- ¿Lo amas de verdad? ¿Con todo tu corazón? ¿Qué lugar y
tiempo ocupa en tu vida? ¿Lo alabas? ¿Blasfemas?
- ¿Valoras la Palabra de Dios? ¿Oras? ¿Cuándo? ¿Cómo?
- ¿Celebras la Eucaristía el Domingo “día del Señor”? ¿Vale
cualquier excusa para no hacerlo?

· Examina tu relación con los hermanos:
- ¿Defiendes la verdad? ¿Difamas, criticas, mientes, das falso
testimonio…?
- ¿Amas a tu familia? ¿Padres, esposa/o, hijos… ?
- ¿Defiendes y respetas la vida? ¿Valoras a los otros?
¿Procuras el bien común?
- ¿Eres responsable en tu trabajo? ¿En el tráfico? ¿Respetas
tu cuerpo? ¿Cuidas tu salud?
- ¿Compartes? ¿Eres solidario con los más pobres?
- ¿Te evades ante los problemas sociales?
- ¿Y el bien que has dejado de hacer? ¿Lo sabes?
· Ante Dios y tu propia conciencia debe haber deseo sincero de
conversión…

· Si así es…, confiesa con sencillez tus pecados y acoge con
alegría el perdón de Dios.

domingo, 8 de marzo de 2009


Cuando la Cuaresma se encamina hacia su recta final conviene hacerse una "pregunta decisiva": "Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?" (Mt. 16,15). Esta interpelación fue realizada por Jesús en Cesarea de Filipo a sus discípulos. Ellos callaron porque suponía definirse y comprometerse. Sólo Pedro respondió con una verdadera profesión de fe, afirmando sin vacilaciones la 'identidad' de Jesús: "Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo"(Mt. 16, 16). Esta confesión de fe y de amor fue para Pedro una experiencia intensa, profunda y definitiva, que dio sentido a toda su vida. También hoy Jesús se dirige a cada persona con esa misma pregunta: "Y tú, ¿quién dices que soy Yo?". ¿Quién soy Yo para ti? ¿Qué significo en tu vida? Te invitamos a poner los ojos del corazón en la Persona de Jesús para responder, en un clima de oración, a que espera: "Confiesa tu fe"

Confieso tu amor (CD de José Manuel Durán, Agustino Recoleto).

sábado, 7 de marzo de 2009

Lectura del libro del Génesis 12, 1-4a


En aquellos días, el Señor dijo a Abrahám:-«Sal de tu tierra y de la casa de tu padre, hacia la tierra que te mostraré.Haré de ti un gran pueblo, te bendeciré, haré famoso tu nombre, y será una bendición.Bendeciré a los que te bendigan, maldeciré a los que te maldigan. Con tu nombre se bendecirán todas las familias del mundo.»Abraham marchó, como le había dicho el Señor.


Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo 1, 8b-10


Querido hermano:Toma parte en los duros trabajos del Evangelio, según la fuerza de Dios. Él nos salvó y nos llamó a una vida santa, no por nuestros méritos, sino porque, desde tiempo inmemorial, Dios dispuso darnos su gracia, por medio de Jesucristo; y ahora, esa gracia se ha manifestado al aparecer nuestro Salvador Jesucristo, que destruyó la muerte y sacó a la luz la vida inmortal, por medio del Evangelio.



Lectura del santo evangelio según san Mateo 17, 1-9


En aquel tiempo, Jesús tomó consigo a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan y se los llevó aparte a una montaña alta.Se transfiguró delante de ellos, y su rostro resplandecía como el sol, y sus vestidos se volvieron blancos como la luz.Y se les aparecieron Moisés y Elías conversando con él.Pedro, entonces, tomó la palabra y dijo a Jesús:-«Señor, ¡qué bien se está aquí! Si quieres, haré tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.»



Todavía estaba hablando cuando una nube luminosa los cubrió con su sombra, y una voz desde la nube decía:-«Éste es mi Hijo, el amado, mi predilecto. Escuchadlo.»Al oírlo, los discípulos cayeron de bruces, llenos de espanto.Jesús se acercó y, tocándolos, les dijo:-«Levantaos, no temáis.»Al alzar los ojos, no vieron a nadie más que a Jesús, solo.Cuando bajaban de la montaña, Jesús les mandó:«No contéis a nadie la visión hasta que el Hijo del hombre resucite de entre los muertos.»

Pistas homilía II Domingo de Cuaresma



Jesús transfigurado fortalece la fe de sus discípulos

Antes del relato de la Transfiguración, Jesús les había dicho a sus discípulos que lo iban a matar y que al tercer día resucitaría (Mc 8, 31). De esta forma Jesús les había anunciado lo que iba a ser su propio sacrificio redentor, por el cual Él mismo, Dios hecho hombre, le daría un nuevo sentido a los ritos de ofrenda a Dios: el don de sí mismo cumpliendo su voluntad de amor hasta las últimas consecuencias, es decir, hasta la entrega de la propia vida. Y este nuevo sentido de la ofrenda a Dios es el que nos dice Él a nosotros que también debemos realizar en nuestras vidas, si queremos ser de verdad sus seguidores: “Si alguno quiere ser discípulo mío, olvídese de sí mismo, cargue con su cruz y sígame” (Mc 8, 34).

El anuncio de su pasión y muerte, así como la exhortación a tomar la cruz y estar dispuestos a entregar la vida a imitación de Él, causaron en aquellos primeros discípulos un efecto de desaliento. En la Transfiguración Jesús les manifiesta su gloria para fortalecerlos en la fe, haciéndoles ver en forma luminosa lo que sería el acontecimiento pascual de su resurrección e indicándoles que en Él se cumplirían las promesas contenidas en el Antiguo Testamento, específicamente en los textos bíblicos de la Ley y de los Profetas, simbolizados por las figuras de Moisés y Elías.


También nosotros necesitamos que, en medio de la oscuridad de las circunstancias problemáticas y difíciles de nuestra existencia, cuando nos sentimos abrumados por el peso de la cruz que a cada cual le corresponde cargar, el Señor se nos manifieste iluminándonos con su propia luz y dándonos la fuerza que necesitamos para no desfallecer en el camino de la vida. Pero para que esto suceda, es preciso que busquemos espacios y aprovechemos los que se nos ofrecen para disponernos a atender, en un clima de oración, la voz de Dios que nos dice interiormente: “Este es mi Hijo predilecto, escúchenlo” (Mc 9, 7).




jesuitas.org

La oración llama, el ayuno intercede, la misericordia recibe


Tres son, hermanos, los resortes que hacen que la fe se mantenga firme, la devoción sea constante, y la virtud permanente. Estos tres resortes son: la oración, el ayuno y la misericordia. Porque la oración llama, el ayuno intercede, la misericordia recibe. Oración, misericordia y ayuno constituyen una sola y única cosa, y se vitalizan recíprocamente.El ayuno, en efecto, es el alma de la oración, y la misericordia es la vida del ayuno.


Que nadie trate de dividirlos, pues no pueden separarse. Quien posee uno solo de los tres, si al mismo tiempo no posee los otros, no posee ninguno. Por tanto, quien ora, que ayune; quien ayuna, que se compadezca; que preste oídos a quien le suplica aquel que, al suplicar, desea que se le oiga, pues Dios presta oído a quien no cierra los suyos al que le súplica.Que el que ayuna entienda bien lo que es el ayuno; que preste atención al hambriento quien quiere que Dios preste atención a su hambre; que se compadezca quien espera misericordia; que tenga piedad quien la busca; que responda quien desea que Dios le responda a é1. Es un indigno suplicante quien pide para si lo que niega a otro.Díctate a ti mismo la norma de la misericordia, de acuerdo con la manera, la cantidad y la rapidez con que quieres que tengan misericordia contigo.


Compadécete tan pronto como quisieras que los otros se compadezcan de ti.En consecuencia, la oración, la misericordia y el ayuno deben ser como un único intercesor en favor nuestro ante Dios, una única llamada, una única y triple petición.Recobremos con ayunos lo que perdimos por el desprecio; inmolemos nuestras almas con ayunos, porque no hay nada mejor que podamos ofrecer a Dios, de acuerdo con lo que el profeta dice: Mi sacrificio es un espíritu quebrantado: un corazón quebrantado y humillado tú no lo desprecias. Hombre, ofrece a Dios tu alma, y ofrece la oblación del ayuno, para que sea una hostia pura, un sacrificio santo, una víctima viviente, provechosa para ti y acepta a Dios. Quien no dé esto a Dios no tendrá excusa, porque no hay nadie que no se posea a si mismo para darse.Mas, para que estas ofrendas sean aceptadas, tiene que venir después la misericordia; el ayuno no germina si la misericordia no lo riega, el ayuno se torna infructuoso si la misericordia no lo fecundiza: lo que es la lluvia para la tierra, eso mismo es la misericordia para el ayuno.


Por más que perfeccione su corazón, purifique su carne, desarraigue los vicios y siembre las virtudes, como no produzca caudales de misericordia, el que ayuna no cosechará fruto alguno.Tú que ayunas, piensa que tu campo queda en ayunas si ayuna tu misericordia; lo que siembras en misericordia, eso mismo rebosará en tu granero. Para que no pierdas a fuerza de guardar, recoge a fuerza de repartir; al dar al pobre, te haces limosna a ti mismo: porque lo que dejes de dar a otro no lo tendrás tampoco para ti.

De los sermones de San Pedro Crisólogo, obispo y Padre de la Iglesia.

viernes, 6 de marzo de 2009

La confesión nos ayuda también en el camino de la virtud

La confesión es un medio extraordinariamente eficaz para progresar en el camino de la perfección.

En efecto, además de darnos la gracia "medicinal" propia del sacramento,
-nos hace ejercitar las virtudes fundamentales de nuestra vida cristiana. La humildad ante todo, -que es la base de todo el edificio espiritual, después la fe en Jesús Salvador y en sus méritos infinitos,

-la esperanza del perdón y de la vida eterna
-el amor hacia Dios y hacia el prójimo
-la apertura de nuestro corazón a la reconciliación con quien nos ha ofendido.

En fin, la sinceridad, la separación del pecado y el deseo sincero de progresar espiritualmente.

jueves, 5 de marzo de 2009

Oración a Jesús solitario en el Santísimo Sacramento


¡Oh Divino Jesús! que durante la noche estáis solitario en tanto tabernáculos del mundo, sin que ninguna de vuestras criaturas vaya a visitaros y adoraros. Yo os ofrezco mi pobre corazón, deseando que todos sus latidos sean otros tantos de amor y adoración. Vos, Señor, estáis siempre en vela bajo las especies Sacramentales, vuestro amor misericordioso nunca duerme ni se cansa de velar por los pecadores.


¡Oh Jesús amantísimo!, ¡Oh Jesús solitario!, haced mi corazón cual lámpara encendida; en caridad se inflame y arda siempre en vuestro amor. Vela ¡oh centinela Divino!, vela por el mísero mundo, por los sacerdotes, por las almas consagradas, las extraviadas, por los pobres enfermos cuyas noches interminables necesitan tu fortaleza y tu consuelo, por los moribundos y por ésta tu humilde sierva que, para mejor servirte, descansa pero sin alejarse de Ti, de tu Sagrario... donde vives en la soledad y el silencio de la noche.


Sea siempre bendito, alabado, adorado, amado y reverenciado el Corazón Sagrado de Jesús en todos los Sagrarios del mundo. Amén.

domingo, 1 de marzo de 2009

¡SÍ QUIERO: SANA!



El Señor Jesús vive en su Iglesia, y se ha hecho uno con ella para continuar manifestando su amor a todos, por medio de ella, a través del tiempo.


Ciertamente a través del tiempo nos encontramos con muchos que han sido marginados a causa de sus enfermedades o de su pobreza.
Los criterios humanos muchas veces llevan a quienes todo lo tienen a pensar que los débiles son como simples gusanos, indignos de ser tratados como personas.


El Señor Jesús ha venido a dar a toda persona su verdadera dimensión humana, haciéndonos saber que hemos de amar a los frágiles tanto, o más que a nosotros mismos, pues todos somos amados por Dios, y a nadie le ha dado una dignidad superior a causa de las cosas temporales que posea; más aún, al invitarnos a amar a nuestro prójimo nos invita a tomar en serio el camino de nuestra fe, que debe traducirse en obras de amor, pues ¿de qué le sirve a uno ganar el mundo entero, si al final pierde su vida?


Lo único realmente válido en la presencia de Dios es el amor. Sin él la vida de las personas carece de todo significado. Y el amor no puede encerrarse en uno mismo en actitudes egoístas y enfermizas, sino que se ha de expresar hacia los demás como el mejor de los dones que podemos ofrecerles.


Hay muchos que tienden su mano hacia nosotros esperando recobrar su dignidad, o queriendo recibir un poco de ayuda ante sus pobrezas, o un poco de pan para saciar su hambre. No podemos cerrar ante ellos nuestro corazón, sino que a la altura del amor que aquí está a tu disposición todo aquello que te puede ayudar a vivir con dignidad, y también todo aquello que te ayude a caminar con la dignidad de hijo de Dios, libre de toda Dios nos ha manifestado en su Hijo Jesús, también nosotros hemos de devolverle nuestro amor al Señor amando a nuestros hermanos y diciéndoles: Si quiero, opresión del pecado.


El Señor nos pide un poco más de sinceridad en nuestra vida de fe. ¿En verdad seremos capaces de manifestar nuestro amor a Dios preocupándonos por el bien de sus hijos más pequeños?




(Homiletica catolica)

viernes, 27 de febrero de 2009

Pistas de la homilia

Marcos presenta la escena de Jesús en el desierto como un resumen de su vida. Señalo algunas claves. Según el evangelista, «el Espíritu empuja a Jesús al desierto». No es una iniciativa suya.

Es el Espíritu de Dios el que lo desplaza hasta colocarlo en el desierto: la vida de Jesús no va a ser un camino de éxito fácil; más bien le esperan pruebas, inseguridad y amenazas.

Pero el «desierto» es, al mismo tiempo, el mejor lugar para escuchar, en silencio y soledad, la voz de Dios. El lugar al que hay que volver en tiempos de crisis para abrirle caminos al Señor en el corazón del pueblo. Así se pensaba en la época de Jesús.

En el desierto, Jesús «es tentado por Satanás». Nada se dice del contenido de las tentaciones. Sólo que provienen de «Satanás», el Adversario que busca la ruina del ser humano destruyendo el plan de Dios. Ya no volverá a aparecer en todo el evangelio de Marcos. Jesús lo ve actuando en todos aquellos que lo quieren desviar de su misión, incluido Pedro.

El breve relato termina con dos imágenes en fuerte contraste: Jesús «vive entre fieras», pero «los ángeles le sirven». Las «fieras», los seres más violentos de la creación, evocan los peligros que amenazarán siempre a Jesús y su proyecto. Los «ángeles», los seres más buenos de la creación, evocan la cercanía de Dios que bendice, cuida y defiende a Jesús y su misión.

El cristianismo está viviendo momentos difíciles. Siguiendo los estudios sociológicos, nosotros hablamos de crisis, secularización, rechazo por parte del mundo moderno… Pero tal vez, desde una lectura de fe, hemos de decir algo más: ¿No será Dios quien nos está empujando a este «desierto»? ¿No necesitábamos algo de esto para liberarnos de tanta vanagloria, poder mundano, vanidad y falsos éxitos acumulados inconscientemente durante tantos siglos? Nunca habríamos elegido nosotros estos caminos.

Esta experiencia de desierto, que irá creciendo en los próximos años, es un tiempo inesperado de gracia y purificación que hemos de agradecer a Dios. El seguirá cuidando su proyecto. Sólo se nos pide rechazar con lucidez las tentaciones que nos pueden desviar una vez más de la conversión a Jesucristo.

Red evangelizadora BUENAS NOTICIAS

Lecturas I Domingo de Cuaresma ciclo B



1ª LECTURA. Génesis 9, 8-15


Dios dijo a Noé y a sus hijos: -Yo hago un pacto con vosotros y con vuestros descendientes, con todos los animales que os acompañaron: aves, ganado y fieras; con todos los que salieron del arca y ahora viven en la tierra. Hago un pacto con vosotros: el diluvio no volverá a destruir la vida, ni habrá otro diluvio que devaste la tierra.Y Dios añadió: -Ésta es la señal del pacto que hago con vosotros y con todo lo que vive con vosotros, para todas las edades: pondré mi arco en el cielo, como señal de mi pacto con la tierra. Cuando traiga nubes sobre la vida, aparecerá en las nubes el arco, y recordaré mi pacto con vosotros y con todos los animales, y el diluvio no volverá a destruir los vivientes.


2ª LECTURA. Primera carta de san Pedro 3, 18-22


Queridos hermanos: Cristo murió por los pecados una vez para siempre: el inocente por los culpables, para conduciros a Dios. Como era hombre, lo mataron; pero, como poseía el Espíritu, fue devuelto a la vida. Con este Espíritu, fue a proclamar su mensaje a los espíritus encarcelados que en un tiempo habían sido rebeldes, cuando la paciencia de Dios aguardaba en tiempos de Noé, mientras se construía el arca, en la que unos pocos -ocho personas- se salvaron cruzando las aguas. Aquello fue un símbolo del bautismo que actualmente os salva: que no consiste en limpiar una suciedad corporal, sino en impetrar de Dios una conciencia pura, por la resurrección de Jesucristo, que llegó al cielo, se le sometieron ángeles, autoridades y poderes, y está a la derecha de Dios.


EVANGELIO. Evangelio según San Marcos 1, 12-15


En aquel tiempo, el Espíritu empujó a Jesús al desierto. Se quedó en el desierto cuarenta días, dejándose tentar por Satanás; vivía entre alimañas, y los ángeles le servían. Cuando arrestaron a Juan, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios. Decía: -Se ha cumplido el plazo, está cerca el reino de Dios; convertios y creed en el Evangelio.

jueves, 19 de febrero de 2009

Resumen del Mensaje de Benedicto XVI para la Cuaresma 2009


"Jesús, después de hacer un ayuno durante cuarenta días y cuarenta noches, al fin sintió hambre"

En mi Mensaje cuaresmal, este año deseo detenerme a reflexionar especialmente sobre el valor y el sentido del ayuno. En efecto, la Cuaresma nos recuerda los cuarenta días de ayuno que el Señor vivió en el desierto antes de emprender su misión pública. Leemos en el Evangelio: "Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto para ser tentado por el diablo. Y después de hacer un ayuno durante cuarenta días y cuarenta noches, al fin sintió hambre" (Mt 4,1-2). Al igual que Moisés antes de recibir las Tablas de la Ley (cfr. Ex 34, 8), o que Elías antes de encontrar al Señor en el monte Horeb (cfr. 1R 19,8), Jesús orando y ayunando se preparó a su misión, cuyo inicio fue un duro enfrentamiento con el tentador.

Podemos preguntarnos qué valor y qué sentido tiene para nosotros, los cristianos, privarnos de algo que en sí mismo sería bueno y útil para nuestro sustento. Las Sagradas Escrituras y toda la tradición cristiana enseñan que el ayuno es una gran ayuda para evitar el pecado y todo lo que induce a él. Por esto, en la historia de la salvación encontramos en más de una ocasión la invitación a ayunar.

Por ejemplo: San Basilio observa que "el ayuno ya existía en el paraíso", y "la primera orden en este sentido fue dada a Adán".
Y los habitantes de Nínive que, sensibles al llamamiento de Jonás a que se arrepintieran, proclamaron, como testimonio de su sinceridad, un ayuno diciendo: "A ver si Dios se arrepiente y se compadece, se aplaca el ardor de su ira y no perecemos" (3,9). También en esa ocasión Dios vio sus obras y les perdonó.

Jesús indica la razón profunda del ayuno, estigmatizando la actitud de los fariseos, que observaban escrupulosamente las prescripciones que imponía la ley, pero su corazón estaba lejos de Dios. El verdadero ayuno, repite en otra ocasión el divino Maestro, consiste más bien en cumplir la voluntad del Padre celestial, que "ve en lo secreto y te recompensará" (Mt 6,18).

La práctica del ayuno está muy presente en la primera comunidad cristiana (cfr. Hch 13,3; 14,22; 27,21; 2Co 6,5). Y es una práctica recurrente y recomendada por los santos de todas las épocas.

En nuestros días, parece que la práctica del ayuno ha perdido un poco su valor espiritual y ha adquirido más bien, en una cultura marcada por la búsqueda del bienestar material, el valor de una medida terapéutica para el cuidado del propio cuerpo.

En la Constitución Apostólica Pænitemini de 1966, Pablo VI identificaba la necesidad de colocar el ayuno en el contexto de la llamada a todo cristiano a no "vivir para sí mismo, sino para aquél que lo amó y se entregó por él y a vivir también para los hermanos." Puede ayudarnos a mortificar nuestro egoísmo y a abrir el corazón al amor de Dios y del prójimo, primer y sumo mandamiento de la nueva ley y compendio de todo el Evangelio (cfr. Mt 22,34-40).

Privarse del alimento material que nutre el cuerpo facilita una disposición interior a escuchar a Cristo y a nutrirse de su palabra de salvación. Con el ayuno y la oración le permitimos que venga a saciar el hambre más profunda que experimentamos en lo íntimo de nuestro corazón: El hambre y la sed de Dios.

Al mismo tiempo, el ayuno nos ayuda a tomar conciencia de la situación en la que viven muchos de nuestros hermanos. En su Primera carta San Juan nos pone en guardia: "Si alguno que posee bienes del mundo, ve a su hermano que está necesitado y le cierra sus entrañas, ¿cómo puede permanecer en él el amor de Dios?" (3,17).

Lo que he dicho muestra con gran claridad que el ayuno representa una práctica ascética importante, un arma espiritual para luchar contra cualquier posible apego desordenado a nosotros mismos. Privarnos por voluntad propia del placer del alimento y de otros bienes materiales, ayuda al discípulo de Cristo a controlar los apetitos de la naturaleza debilitada por el pecado original, cuyos efectos negativos afectan a toda la personalidad humana.

Queridos hermanos y hermanas, bien mirado el ayuno tiene como último fin ayudarnos a cada uno de nosotros, como escribía el Siervo de Dios el Papa Juan Pablo II, a hacer don total de uno mismo a Dios (cfr. encíclica Veritatis Splendor, 21).

Por esto os pido hermanos que en cada familia y comunidad cristiana se valore la Cuaresma para alejar todo lo que distrae el espíritu y para intensificar lo que alimenta el alma y la abre al amor de Dios y del prójimo (la oración, la lectio divina, el Sacramento de la Reconciliación, la activa participación en la Eucaristía…)

Vaticano, 11 de diciembre de 2008
BENEDICTUS PP. XVI

Centralidad de la eucaristía: fuente y cumbre


La Iglesia siempre ha comprendido que su centro vivificante está en la eucaristía,
que hace presente a Cristo, continuamente, en el sacrificio pascual de la redención.

En la santa misa, el mismo Autor de la gracia se manifiesta y se da a los fieles, santificándoles y comunicándoles su Espíritu. El Vaticano II afirma por eso con verdadera insistencia que la eucaristía es "fuente y cumbre de toda la vida cristiana" (LG 11a; +CD 30f; PO 5bc, 6e; UR 6e). Ella es, secretamente, como decía Pablo VI, "el corazón" de la vida de la Iglesia (Mysterium fidei). Como la sangre fluye a todo el cuerpo desde el corazón, así del Corazón de Cristo en la eucaristía fluye la gracia a todos los miembros de su cuerpo.
"La celebración de la misa -afirma la Ordenación general del Misal Romano-, como acción de Cristo y del Pueblo de Dios ordenado jerárquicamente, es el centro de toda la vida cristiana para la Iglesia universal y local y para todos los fieles individualmente, ya que en ella se culmina la acción con que Dios santifica en Cristo al mundo y el culto que los hombres tributan al Padre, adorándole por medio de Cristo, Hijo de Dios.

En ella, además, se recuerdan a lo largo del año los misterios de la redención de tal manera, que en cierto modo éstos se nos hacen presentes. Así pues, todas las demás acciones sagradas y cualesquiera obras de la vida cristiana se relacionan con ella, proceden de ella y a ella se ordenan" (OGMR 1).

El hombre que tenía las manos atadas


Érase una vez un hombre como todos los demás. Un hombre normal. Tenía cualidades positivas y negativas. No era diferente.


Una noche, repentinamente, llamaron a su puerta. Cuando abrió, se encontró a sus enemigos. Eran varios y habían venido juntos.Sus enemigos le ataron las manos.Después le dijeron que así era mejor, que así, con sus manos atadas, no podría hacer nada mal. (Se olvidaron de decirle que tampoco podría hacer nada bueno).Y se fueron dejando a un guardián a la puerta para que nadie pudiera desatarle.Al principio se desesperó y trató de romper las ataduras. Cuando se convenció de lo inútil de sus esfuerzos, intentó poco a poco acomodarse a su nueva situación.Poco a poco consiguió valerse para seguir subsistiendo con las manos atadas. Inicialmente le costaba hasta quitarse los zapatos.


Hubo un día en que consiguió liar y encender un pitillo. Y empezó a olvidarse de que antes tenía las manos libres.Mientras tanto, su guardián le comunicaba, día tras día, las cosas malas que hacían en el exterior los hombres con las manos libres. (Se le olvidaba decirle las cosas buenas que hacían esos mismos y otros hombres con las manos libres).Pasaron muchos años.


El hombre llegó a acostumbrarse a sus manos atadas. Y cuando su guardián le señalaba que gracias a aquella noche en que entraron a atarle, él, el hombre de las manos atadas, no podía hacer nada malo (no le señalaban que tampoco podía hacer nada bueno), el hombre empezó a creer que era mejor vivir con las manos atadas.


Además estaba tan acostumbrado a las ligaduras ...Pasaron muchos, muchísimos años...Un día, sus amigos sorprendieron al guardián, entraron en la casa y rompieron las ligaduras que ataban las manos del hombre."Ya eres libre", le dijeron.Pero habían llegado demasiado tarde. Las manos del hombre estaban totalmente atrofiadas.

martes, 17 de febrero de 2009

Examen de Conciencia, para niños y no tan niños


PECADOS CONTRA EL PRIMER MANDAMIENTO: Amarás a Dios sobre todas las cosas.
1. ¿Te has confesado sin arrepentimiento o has dejado de hacer la penitencia que te dejó el sacerdote?2. ¿Callaste algún pecado grave en tu confesión anterior?3. ¿Has comulgado sabiendo que estás en pecado grave?4. ¿Has hablado mal de Dios, la Virgen, el Papa o la Iglesia?5. ¿Te has enojado y desesperado con Dios?

PECADOS CONTRA EL SEGUNDO MANDAMIENTO: No jurarás el nombre de Dios en vano.
1. ¿Has jurado hacer algo malo, como vengarte o hacerle daño a alguien?

PECADOS CONTRA EL TERCER MANDAMIENTO: Santificarás las fiestas.
1. ¿Has dejado de ir a misa en algún domingo o fiesta de precepto?2. ¿Has estado distraído en misa, jugando y platicando?

PECADOS CONTRA EL CUARTO MANDAMIENTO: Honrarás a tu padre y tu madre.
1. ¿Has desobedecido a tus papás?2. ¿Te has burlado de ellos?3. ¿Les has hablado de mala manera y sin respeto?4. ¿Les ayudas en las labores de la casa y en el cuidado de tus hermanos?

PECADOS CONTA EL QUINTO MANDAMIENTO: No matarás.
1. ¿Has deseado que alguien muera o que le pasen cosas graves?2. ¿Has hablado mal de alguien más? 3. ¿Te has negado a perdonar a alguien?4. ¿Estás enojado con alguien?5. ¿Te has negado a pedir perdón cuando has ofendido a alguien?6. ¿Has sido causante de que alguien más cometa un pecado?

PECADOS CONTRA EL SEXTO MANDAMIENTO: No cometerás actos impuros.
1. ¿Has cometido acciones que son deshonestas y que te avergonzaría que se supieran?2. ¿Has visto películas, videos o fotografías que no son buenas?3. ¿Has tenido conversaciones que nos son buenas con alguien más?

PECADOS CONTRA EL SÉPTIMO MANDAMIENTO: No robarás.
1. ¿Te has quedado con algo que no es tuyo?2. ¿Has ayudado a que alguien más robe algo?3. ¿Has hecho voluntariamente daño a las cosas de otras personas?4. ¿Has hecho trampa en los juegos para ganar?5. ¿Has copiado en tus tareas o exámenes?

PECADOS CONTRA EL OCTAVO MANDAMIENTO: No mentirás.
1. ¿Has dicho mentiras a tus papás?2. ¿Has dicho mentirás s tus maestros?3. ¿Has dicho mentiras de alguien más para perjudicarlo?4. ¿Has hablado mal de alguien más?

PECADOS CONTRA EL NOVENO MANDAMIENTO: No consentirás actos impuros.
1. ¿Has consentido pensamientos impuros? 2. ¿Has imaginado que haces cosas malas contra otras personas?

PECADOS CONTRA EL DÉCIMO MANDAMIENTO: No desearás los bienes ajenos.
1. ¿Has intentado robarle o dañar las pertenencias de alguien más, aunque al final no lo hayas conseguido?2. ¿Has sentido envidia por las cosas buenas que le pasan a los demás?3. ¿Has sentido envidia por las cosas que tienen otros que tú no tienes?

Miércoles de Ceniza: el inicio de la cuaresma


La imposición de las cenizas nos recuerda que nuestra vida en la tierra es pasajera y que nuestra vida definitiva se encuentra en el Cielo.

La Cuaresma comienza con el Miércoles de Ceniza y es un tiempo de oración, penitencia y ayuno. Cuarenta días que la Iglesia marca para la conversión del corazón.

Las palabras que se usan para la imposición de cenizas, son: • “Concédenos, Señor, el perdón y haznos pasar del pecado a la gracia y de la muerte a la vida”• “Recuerda que polvo eres y en polvo te convertirás"• “Arrepiéntete y cree en el Evangelio”. Origen de la costumbre

Antiguamente los judíos acostumbraban cubrirse de ceniza cuando hacían algún sacrificio y los ninivitas también usaban la ceniza como signo de su deseo de conversión de su mala vida a una vida con Dios.

En los primeros siglos de la Iglesia, las personas que querían recibir el Sacramento de la Reconciliación el Jueves Santo, se ponían ceniza en la cabeza y se presentaban ante la comunidad vestidos con un "hábito penitencial". Esto representaba su voluntad de convertirse.

En el año 384 d.C., la Cuaresma adquirió un sentido penitencial para todos los cristianos y desde el siglo XI, la Iglesia de Roma acostumbra poner las cenizas al iniciar los 40 días de penitencia y conversión.

Las cenizas que se utilizan se obtienen quemando las palmas usadas el Domingo de Ramos de año anterior. Esto nos recuerda que lo que fue signo de gloria pronto se reduce a nada.

También, fue usado el período de Cuaresma para preparar a los que iban a recibir el Bautismo la noche de Pascua, imitando a Cristo con sus 40 días de ayuno.

La imposición de ceniza es una costumbre que nos recuerda que algún día vamos a morir y que nuestro cuerpo se va a convertir en polvo.Nos enseña que todo lo material que tengamos aquí se acaba. En cambio, todo el bien que tengamos en nuestra alma nos lo vamos a llevar a la eternidad. Al final de nuestra vida, sólo nos llevaremos aquello que hayamos hecho por Dios y por nuestros hermanos los hombres.

Cuando el sacerdote nos pone la ceniza, debemos tener una actitud de querer mejorar, de querer tener amistad con Dios. La ceniza se le impone a los niños y a los adultos.

sábado, 14 de febrero de 2009

¿Qué es la cuaresma?



El tiempo de la Cuaresma rememora los cuarenta años que el pueblo de Israel pasó en el desierto mientras se encaminaba hacia la tierra prometida, con todo lo que implicó de fatiga, lucha, hambre, sed y cansancio...pero al fin el pueblo elegido gozó de esa tierra maravillosa, que destilaba miel y frutos suculentos (Éxodo 16 y siguientes).

También para nosotros, como fue para los israelitas aquella travesía por el desierto, la Cuaresma es el tiempo fuerte del año que nos prepara para la Pascua o Domingo de Resurrección del Señor, cima del año litúrgico, donde celebramos la victoria de Cristo sobre el pecado, la muerte y el mal, y por lo mismo, la Pascua es la fiesta de alegría porque Dios nos hizo pasar de las tinieblas a la luz, del ayuno a la comida, de la tristeza al gozo profundo, de la muerte a la vida.

La Cuaresma
ha sido, es y será un tiempo favorable para convertirnos y volver a Dios Padre lleno de misericordia, si es que nos hubiéramos alejado de Él, como aquel hijo pródigo (Lucas 15, 11-32) que se fue de la casa del padre y le ofendió con una vida indigna y desenfrenada. Esta conversión se logra mediante una buena confesión de nuestros pecados. Dios siempre tiene las puertas de casa abiertas de par en par, y su corazón se le rompe en pedazos mientras no comparta con nosotros su amor hecho perdón generoso. ¡Ojalá fueran muchos los pecadores que valientemente volvieran a Dios en esta Cuaresma para que una vez más experimentaran el calor y el cariño de su Padre Dios!

Si tenemos la gracia de seguir felices en la casa paterna como hijos y amigos de Dios, la Cuaresma será entonces un tiempo apropiado para purificarnos de nuestras faltas y pecados pasados y presentes que han herido el amor de ese Dios Padre; esta purificación la lograremos mediante unas prácticas recomendadas por nuestra madre Iglesia; así llegaremos preparados y limpios interiormente para vivir espiritualmente la Semana Santa, con todo la profundidad, veneración y respeto que merece. Estas prácticas son el ayuno, la oración y la limosna.

Ayuno no sólo de comida y bebida, que también será agradable a Dios, pues nos servirá para templar nuestro cuerpo, a veces tan caprichoso y tan regalado, y hacerlo fuerte y pueda así acompañar al alma en la lucha contra los enemigos de siempre: el mundo, el demonio y nuestras propias pasiones desordenadas. Ayuno y abstinencia, sobre todo, de nuestros egoísmos, vanidades, orgullos, odios, perezas, murmuraciones, deseos malos, venganzas, impurezas, iras, envidias, rencores, injusticias, insensibilidad ante las miserias del prójimo. Ayuno y abstinencia, incluso, de cosas buenas y legítimas para reparar nuestros pecados y ofrecerle a Dios un pequeño sacrificio y un acto de amor; por ejemplo, ayuno de televisión, de diversiones, de cine, de bailes durante este tiempo de cuaresma. Ayuno y abstinencia, también, de muchos medios de consumo, de estímulos, de satisfacción de los sentidos; ayuno aquí significará renunciar a todo lo que alimenta nuestra tendencia a la curiosidad, a la sensualidad, a la disipación de los sentidos, a la superficialidad de vida. Este tipo de ayuno es más meritorio a los ojos de Dios y nos requerirá mucho más esfuerzo, más dominio de nosotros mismos, más amor y voluntad de nuestra parte.

Limosna, dijimos. No sólo la limosna material, pecuniaria: unas cuantas monedas que damos a un pobre mendigo en la esquina. La limosna tiene que ir más allá: prestar ayuda a quien necesita, enseñar al que no sabe, dar buen consejo al que nos lo pide, compartir alegrías, repartir sonrisa, ofrecer nuestro perdón a quien nos ha ofendido. La limosna es esa disponibilidad a compartir todo, la prontitud a darse a sí mismos. Significa la actitud de apertura y la caridad hacia el otro. Recordemos aquí a san Pablo: “Si repartiese toda mi hacienda...no teniendo caridad, nada me aprovecha” (1 Corintios 13, 3). También san Agustín es muy elocuente cuando escribe: “Si extiendes la mano para dar, pero no tienes misericordia en el corazón, no has hecho nada; en cambio, si tienes misericordia en el corazón, aún cuando no tuvieses nada que dar con tu mano, Dios acepta tu limosna”.

Y, finalmente, oración. Si la limosna era apertura al otro, la oración es apertura a Dios. Sin oración, tanto el ayuno como la limosna no se sostendrían; caerían por su propio peso. En la oración, Dios va cambiando nuestro corazón, lo hace más limpio, más comprensivo, más generoso...en una palabra, va transformando nuestras actitudes negativas y creando en nosotros un corazón nuevo y lleno de caridad. La oración es generadora de amor. La oración me induce a conversión interior. La oración es vigorosa promotora de la acción, es decir, me lleva a hacer obras buenas por Dios y por el prójimo. En la oración recobramos la fuerza para salir victoriosos de las asechanzas y tentaciones del mundo y del demonio. Cuaresma, pues, tiempo fuerte de oración.

Miremos mucho a Cristo en esta Cuaresma. Antes de comenzar su misión salvadora se retira al desierto cuarenta días y cuarenta noches. Allí vivió su propia Cuaresma, orando a su Padre, ayunando...y después, salió por nuestro mundo repartiendo su amor, su compasión, su ternura, su perdón. Que Su ejemplo nos estimule y nos lleve a imitarle en esta cuaresma. Consigna: oración, ayuno y limosna.